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Mostrando entradas de enero, 2014

Mírame.

Mírame a los ojos y dime qué ves. Divisas un alma casi en ruinas, ¿verdad? Infinita sangre que en un pasado brotó de grandes heridas se encuentra reseca en sus muros. Me hicieron cambiar el amor por el odio; un odio infinito. Hacia mí y hacia todo ser humano. Tan solo verás lágrimas y falsas sonrisas; llantos en vez de risas. Creí que era tiempo lo que necesitaba; es obvio que me equivocaba. Necesito a alguien que sepa cuidarla; que aprenda a amarla a pesar de toda su suciedad. Alguien que sea capaz de ver un diminuto haz de luz en mi oscura alma. Alguien que no tenga miedo de querer ni que necesite ver para creer. Alguien verdaderamente merecedor de mi querer. 

Continua con tu vida porque la vida continua sin ti.

No te engañes a ti misma. La vida no se acaba por aquella persona que apareció desordenándolo todo y luego se fue sin decir adiós. Porque, si no hubieses conocido a ese alguien, tu camino seguría siendo igual. Vale, puede que te hiciese reir llorando y llorar riendo; que te hiciese sentir el ser más dichoso y maravilloso de la faz de la Tierra. Pero, si se acabó yendo, o te hizo el más mínimo daño, no merece la pena. Si has o estás limpiando tu corazón con lágrimas dedicadas a ese ser que una vez estuvo y se fue mientras tu cabeza descansa sobre tus flágidas rodillas y tu cuerpo se congela por la frialdad del duro suelo, límpiatelas. Y sonríe mientras tus piernas se fortalecen un poco más y consiguen ponerse en pie. Puede que no puedas retroceder y eliminar esos maravillosos recuerdos y los posteriores llantos, pero sí puedes andar hacia delante y dejar atrás ese desorden tan bueno, y al mismo...

Juzgar sin conocer.

Cuando vemos a una persona, siempre e inconscientemente, juzgamos su físico. Sin importarnos por qué se desahoga con la comida, o por qué lo hace sin llevarse nada a la boca. No sabemos qué hay detrás de cada mueca a la que llamamos 'sonrisa', qué hay detrás de cada encogimiento de hombros, o simplemente qué hay detrás de cada lágrima que sin querer se le escapa. No sabemos por qué se viste como lo hace, o por qué cubre su piel de tinta y huecos; o por qué acorta su vida con sustancias nocivas. O también el por qué de las cicatrices en sus brazos. No sabemos absolutamente nada; somos meros ignorantes y, sin embargo, juzgmos. E incluso nos reímos, sin conocer. Y es la ignorancia la que destruye más a esos seres maltrados por la vida y por la sociedad. Unos quilos de más no importan, lo interior es lo que permanece. Unos quilos de menos, puede que tampoco. ¿Tatuajes y piercings ? Da igual. ...

Al salir de clase.

Al salir de clase el primer día de cautiverio, aceleré mis pasos y me centré en llegar lo más rápido posible a mi escondite. Ya allí, encendí un cigarro y me senté mientras lágrimas de impotencia salían sin descanso de mis ojos color miel. Al darme cuenta de que llegaba tarde, salí corriendo como alma que lleva el diablo hasta mi hogar, sin darme cuenta de que unos ojos me escrutaban desde las sombras. El segundo día, no aguanté las lágrimas nada más salir del recinto escolar. Con el llanto como música para mis oídos, llegué a mi sitio. Pero no estaba sola, un chico que rompía todos mis actuales esquemas, con pelo y ojos azabaches, tez morena y atuendo totalmente negro se encontraba allí. En MI sitio. Pero, teniendo en cuenta que esto era la calle, no dije nada y me senté igualmente. Me sequé las lágrimas y encendí otro cigarro. A la segunda calada, sentí una pre...