En estos 18 años de vida que llevo, muchos de los cuales con el pensamiento crítico muy desarrollado, me he dado cuenta de varias cosas que no hacen más que incrementar mis deseos de poder cambiar el mundo de una vez por todas. La gente tiene miedo. Miedo a los cambios. A hablar libremente sobre sus pensamientos, sobre su moral, sobre el amor, sobre el sexo, sobre la libertad. Hay días que escucho varias veces: "Tienes la lengua muy larga, Ana (sí, me llaman así, qué le vamos a hacer), está muy bien que defiendas tus ideales, pero no en la calle." Pero, si no es en las calles, ¿entonces dónde? ¿Se lo grito a mi almohada? ¿Qué cambio puedo llegar a conseguir con eso? Cada vez que expreso mi aprensión al amor romántico, me dicen: "Eso es porque nunca te has enamorado, cuando lo hagas ya verás." Ante esto, ¿qué debería hacer? ¿Reír? ¿Llorar? Ya veré ¿qué? ¿L...
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