Nineteen.
Bueno, como siempre, te adelantaste a los acontecimientos. Y es que ayer me quedé dormida mientras escribía esto, y claro, no se guardó. Y aquí estoy.
Como bien sabes, si has leído alguna vez este desastre que es mi blog, todas las personas que son parte de mí tienen que formar parte de este fallido intento de cosas guays.
Y es que hemos pasado por tanto en tan poco tiempo...
En septiembre hará dos años desde que nos acercamos y comenzamos a compartir nuestras locuras, nuestros pensamientos. Dos años riendo, llorando, discutiendo, pasando por putadas, compartiendo recuerdos y creando más...
Siempre te lo digo y nunca me cansaré de decírtelo: me tienes aquí veinticuatro horas al día, siete días a la semana y trescientos sesenta y cinco días al año para absolutamente todo. Desde contarme una pequeña locura que pase por tu cabecita, seguido de un "¡Oh, Dios, Anabel!" hasta tus más oscuros demonios. Quiero estar ahí, a tu lado, cada vez que tu risa invada los lugares, y cada vez que tus lágrimas mojen el suelo. Si tú estás mal yo estoy mal y si estás llena de dicha yo lo estaré también, recuérdalo siempre, Carla.
Porque no eres mi amiga, eres mi HERMANA. Y sabiendo cómo soy yo, decir no se lo digo a cualquiera.
Me has dado tardes y noches de risas descontroladas, aunque por el medio siempre ha caído alguna que otra lágrima, y eso demuestra que a pesar de que los demonios que desde hace algún tiempo te acechan, eres una persona tan GRANDE que consigues llenar de carcajadas a alguien tan gruñona y cascarrabias como lo soy yo.
Que te quiero muchísimo, no lo olvides nunca. Que sí, que soy una sosa y una borde y en raras ocasiones lo digo, pero como bien sabes, para mí los actos son los que valen.
A todo esto, no he dicho la palabra acorde con este día:
¡FELICIDADEEEES!
Felices 18+1.
Te quiere,
Bel.
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