Empty

Eras mi más hermosa casualidad.

Cada día me despertaba y me abandonaba a Morfeo con tu nombre en mis labios, en mi alma.

Contaba los segundos que quedaban para verte o hablar contigo.

El apetito parecía disiparse por el maldito zoológico que se revolvía en mi estómago cada vez que me mirabas.

Aún estando a kilómetros, tenía miedo de que sintieras mi corazón y quisieses arrebatármelo.

No quería ponerle tu nombre a mi miocardio; sin embargo, acabé haciéndolo.

Todo parecía ir bien y entonces fue cuando mis demonios te abordaron, te acorralaron, te gritaron hasta que te espantaron y te fuiste, tirando de la cuerda, cuerda que terminó por arrebatarme el corazón.

Mis fuerzas me abandonaron y caí, la oscuridad se cernió sobre mí y sólo los demonios me dieron cobijo.

¿Por qué te fuiste? Me devolviste el sentido para luego arrebatármelo, sin morfina, sin nada para aliviar el vacío cuando Dolor se va a dormir.

Llegaste cuando era la nada.

Y a la nada me devolviste.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Obtusos.

Own hell.