Mis padres no son mis padres y yo... no soy yo.
Silencio absoluto. Tenemos que hablar dijeron, pero no lo hacían. Mi frustración no conocía límites. ―¿Y bien?―mi impaciencia era superior a mí. ―La paciencia no es lo tuyo, ¿eh?―Malik seguía serio, pero pude percibir cierta diversión en sus ojos. Yo estaba aterrada, deseando que soltaran ya lo que fuese y acabar con esto y él... ¿En serio? ―Cállate, Malik―espeté muy fuera de mí. ―¡Bel!―exclamó mi madre con sorpresa en sus ojos―. Cuando te calmes, hablamos. ―¡Oh, vamos! Llevamos aquí...―todos los allí presentes me asesinaron con la mirada―. Vale, vale...―me rendí. Respiré paulatinamente cual embarazada apunto de dar a luz. Conseguí calmarme, pero el silencio seguía, así que tuve que volver a mi tarea de relajación un corto tiempo más. ―Bien...―trató de comenzar mi progenitora. Podía ver el miedo en su mirada―. Esto es muy difícil para todos, así que no interrumpas, ¿vale?―no espero mi respuesta y continuó―. Papá y yo no somos tus padres, nosotros sólo te cuidamos hasta......